21 set 2020 Publicado en: natacion
Historias de aguas abiertas....... Cocodrilos, golpes, desmayos, barcos cargueros...

Fuente: www.tycsports.com / Por Alejandro Bochichio 2020-07-09 19:18:00 

“Me ha pasado estar nadando y digo ‘¿hasta cuándo puede aguantar el ser humano?', uno siente que está continuamente al borde del colapso”. Se los ve salir, se los ve llegar, pero qué sucede durante el recorrido para quienes siguen las carreras desde afuera, es una incógnita. Son muchas las situaciones que pasan durante cinco, 10 o ¡la increíble distancia de 88 kilómetros! Algunas son extremas, como la que cuenta Guillermo Bertola; otras son insólitas, peligrosas, divertidas o irrepetibles. Nudistas, cocodrilos, frío extremo, desmayos, piñas, barcos, lobos marinos… Historias de aguas abiertas, de eso se trata esta historia.

“Hay varias cosas que se repiten de una carrera a otra. Por ejemplo, los golpes, los codazos debajo del agua, los rasguños, el pasar una boya y quedar debajo por los empujes que recibís, el bajón constante de pies en un pelotón masivo”, le cuenta a tycsports.com la cuatro veces olímpica Cecilia Biagioli. El roce es una de las constantes de las competencias y este año lo sufrió uno de los representantes argentinos en la Copa del Mundo que se desarrolló en Doha, Ivo Cassini: “Hubo muchísimas piñas, toda la carrera ligando y recibo una en el ojo, un codazo o una patada con el talón de uno que iba adelante. Es el día de hoy y no recuerdo qué pasó. Una antiparras se me sale y la otra se me clava donde me dieron. Me cortó el ojo y tuve que nadar la carrera con las antiparras salidas, casi sin ver nada. Fue muy feo”.

 Bertola, Biagioli y Cassini fueron tres de los cuatro compatriotas en los últimos Juegos Panamericanos de Lima y la delegación la completó Romina Imwinkelried, quien tuvo su bautismo en su primera Santa Fe-Coronda: “Largamos una parte en contra y la primera boya se gira para ir de ahí en más todo río abajo. Cuando llegamos a esa boya me pegan un codazo, me parten el labio y tuve que nadar nueve horas con el labio partido. Ni siquiera lo quise tocar para no sentir si tenía sangre o hinchado. Lo mismo me pasó en Portugal, en 2018, también me pegaron un codazo en una vuelta, me lastimaron el ojo, el labio cortado, que con la sal empezaba a arder la herida... Fue tremendo”.

¿Alguna vez lo que pasa en la carrera se sigue afuera? “Lo que pasa en el agua, queda en el agua. Si te tocó una piña, cometela porque es parte de la carrera, no creo que nadie lo haga intencionalmente. Sí, puede quedar enojo y decís ‘ahí va el francés o el chino que me pegó toda la carrera’. Es su manera de correr, qué le vas a decir, te la tenés que comer y quizás en la carrera siguiente ir más adelante o más atrás... o al lado y darle vos también piñas”, explica Ivo, quien en los Juegos de Lima compitió además en los 1500 metros en pileta.

"LAS CUCARACHAS ERAN DEL TAMAÑO DE UNA ALPARGATA"

 En río, mar o lago; en aguas mansas, turbulentas, claras o no tanto. Son distintos los escenarios en los que se desarrollan las carreras y todas tiene un denominar común: son en casa ajena. "Estás nadando y te das cuenta que estás en la naturaleza de ellos, que es uno el que está involucrándose en otro lugar", cuenta Pilar Geijo -cuatro veces campeona del Circuito Mundial de Aguas Abiertas- y habla de una de las experiencias que le tocó vivir durante una competencia: "En el primer campeonato Mundial, en 2000 cuando fui a Hawaii, apareció una tortuga marina gigante, de las grandes, grandes, fue increíble".

Entre brazada y brazada, el agua cristalina permite disfrutar el recorrido y el mar Caribe es uno de esos lugares: “Me pasó una vez en Cozumel, donde se veían bien los corales y los peces de colores, encontrarme nadando encima de un pez enorme. Se encontraba bien en el fondo, pero se veía de lo clara que era el agua. Después me enteré que era un tipo de barracuda o algo así”, expresa, por su parte, la cordobesa Cecilia.

Claro está, no todas las experiencias son placenteras y la santafesina Imwinkelried tuvo que acelerar en septiembre del año pasado: “En Capri-Napoles venía nadando y por debajo mío, a un metro, pasa una raya. Pensé que me iba a tocar y apuré un poco la marcha, jaja". También en Europa, en este caso en España, Bertola vivió una mala experiencia: “En Barcelona, en el sprint final, faltando 400 metros me picó una de las medusas y sentí automáticamente que me había cortado el cuello con algo. Cuando llego me tuvieron que llevar al médico porque me costaba un poco respirar".

"UNA PARED NEGRA SE EMPEZÓ A APARECER" ...............

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